lunes, 28 de enero de 2013

¡CAMPEONES DEL MUNDO!



Maravilloso. Inolvidable. Épico. La selección española de balonmano se proclamó por segunda vez en su historia campeona del mundo tras la corona lograda en Túnez 2005 y lo hizo ante la todopoderosa Dinamarca, a la que derrotó por 35-19 con todo merecimiento y con el apoyo del público, que fue el jugador número ocho. Los 'Hispanos' entran en la leyenda del deporte español por méritos propios.


Por momentos pareció que habíamos retrocedido ocho años, que habíamos vuelto a Tunéz. Porque España bordó un partido similar al de su primer Mundial. Incluso fue mucho mejor. Ante el rival más potente posible bordó el partido perfecto para, no solo ganar, sino hacerlo con holgura, dando a los campeones de Europa una paliza histórica.


Funcionó a la perfección la conjunción defensa-contragolpe, ésa que demandaban los propios jugadores para lograr la victoria. Y todos ellos respondieron a la llamada. Desde Sterbik, que dio una lección a Landin de cómo se para y de quién es el mejor portero del mundo, hasta el último de los jugadores.


Dinamarca nunca tuvo opción. El tiempo muerto de Ulrik Wilbek a los cinco minutos fue premonitorio. No sabían lo que les esperaba. Empezaron a caer los goles. Por un momento, los nórdicos aguantaron. Pero a partir del minuto 21 comenzó el vendaval español. Un parcial de 4-0 en apenas dos minutos puso cinco goles de diferencia, algo ya insalvable para los daneses, que sólo pudieron hacer dos tantos más hasta el descanso, al que se llegó con la máxima diferencia del partido (18-10). Hasta el momento.


España no frenó el ritmo en la segunda mitad. No tuvo compasión de su rival. Se vengó con ganas de los dos últimos reveses ante ellos, en el anterior Mundial y el pasado Europeo. Molgaard marcó y abrió la caja tras el descanso. La caja de Pandora, porque los Hispanos sacaron el mayor recital ofensivo nunca visto en una final mundialista. Con un parcial de 8-0 en ocho minutos finiquitaron el partido y comenzó la humillación, que no paró hasta el pitido final.


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martes, 22 de enero de 2013

Mundial de balonmano 2013


Excepcional primera parte de la selección Española, con 20 goles y una ventaja de ocho. Se medirá en cuartos de final a Alemania el próximo miércoles en Zaragoza.
Que tomen buena nota los alemanes. De hecho lo hicieron desde la grada del Príncipe Felipe. España demostró que es una de las grandes favoritas al título. Ganar de 11 goles a la actual subcampeona de Europa no es empresa fácil si no tienes una actuación mayúscula. Y eso mismo hizo.

La primera parte fue una exhibición perfecta de balonmano. La defensa hizo que no se necesitaran las paradas de Sterbik, las contras fueron casi todas letales y el tiro exterior, con un Dani Sarmiento sobresaliente, estuvo afinado. Y encima (y por fin) se conectó con Aginagalde. Fruto de esto, España se fue al descanso con 20 goles, los mismos que hizo su rival en todo el partido, y con una ventaja de ocho tantos.

Y eso que tuvieron que sobreponerse a la rigurosa expulsión de Viran Morros, su buque insignia en el apartado defensivo, a los 13 minutos de juego. Lejos de ser un problema, sirvió a los demás para aplicarse más que nunca. Volvieron locos a los serbios, que tampoco supieron cómo superar el muro español en la segunda mitad. La prueba es que sólo metieron ocho goles en los segundos 30 minutos.




Rocas abre el atasco

De ahí que España acabara ganando de 11 goles. Y pudieron ser más si el ataque no hubiera flaqueado tras el descanso. Fue el único punto negativo de la selección, por ponernos quisquillosos. Un atasco que propició que en 15 minutos solo se hicieran tres tantos. Hasta que apareció Rocas. El extremo azulgrana sacó el rodillo y volvieron a caer los goles. Con tres seguidos y cuatro de los últimos ocho se erigió en el MVP del partido.





Jugando así, se puede soñar con hacer algo grande en este Mundial. El primer paso para meterse de nuevo en la semifinales de un gran torneo, como ya hicieron en el Mundial de 2011 y en el Europeo de 2012, es batir a Alemania, otra selección que, como España, está yendo de menos a más. Aunque si los de Valero juegan como contra Serbia, meterse entre las cuatro mejores es casi una garantía.